martes, 1 de septiembre de 2009

Crítica de Rosa Audisio integrante del Proyecto Interfases del Fondo Nacional de Las Artes



Santa Rosa, 18 de abril de 2009.-
La Sra Macbeth en el Molino Werner
Dirección: Silvio Lang
(O, el arte como resignificante simbólico de espacios históricos, que contribuyeron al desarrollo de la comunidad de Santa Rosa.)

Que todo el trabajo actoral se desarrolle en un patio, en una noche templada, bajo un cielo estrellado, convierte a la puesta escénica en una sucesión de imágenes muy mágica. Ese patio es atípico, -no es, ese espacio entre galerías o paredes muy común en casas de estilo colonial- es, el patio interno del Molino Werner, fundado en 1946 y abandonado a su suerte en los años 70.
En esas ruinas, entre ese material de obra en demolición y paredes avasalladas por el paso del tiempo, se mueven los actores; cuatro mujeres y un fantasma.
No obstante, la magia escénica se agiganta con los objetos realizados por Ruben Schaap, una importante escultura-tobogán-hamaca-torre utilizada por los actores en muchos tramos de la puesta, fortalecen el escenario natural cubierto de escombros.
La hamaca, que por pasadizos, nos permite ver a la señora Macbeth en relámpagos de locura, agiganta los efectos y pone en evidencia sus pesadillas y sus culpas.
Las brujas, seductoras y lenguaraces con gran fuerza interpretativa arman y desarman el discurso y el fantasma, que tal vez necesite venganza para poder descansar en paz, orada la conciencia.
Las cuatro mujeres y el fantasma potencian sus trabajos corporales por la adición de las sombras, las que los multiplican y, amplifican el poderío de las imágenes.
La obra, es un gran acierto de Griselda Gambado, indaga en el intersticio no profundizado por William Shakespeare, en el intersticio del olvidado, del perdedor -si se quiere- en términos históricos.
Toda la pieza teatral, es atemporal, de allí su riqueza, bien puede ser una alegoría de la historia argentina, y por eso, aplicable a cada uno de los momentos históricos que nos conformaron como Nación, en los que ha habido, violencia, muertes, exilios y mucha sangre derramada.
Esa tranquila noche estrellada, en tan densa atmósfera cargada de contenido, tuvimos el honor de compartirla con Gambaro a quien acompañaba, su compañero en la vida, Juan Carlos Distéfano y, para incremento del placer visual-paradoja de las imágenes- la pose final de la Sra. Macbeth al momento de su muerte, semeja alguna de las obras de este gran escultor argentino -que es Distéfano-; siempre cargadas de dramatismo, propio de esa época de exilios y torturas que nos ha tocado vivir.
Presumo que las fotografías de las distintas escenas pueden constituir un material interesante para ser expuesto en un contexto artístico diferente.
Rosa Audisio
Artista Visual
Gestora Cultural
Abril 2009